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Cáncer de próstata (en tanto glándula)

Conflicto


Se trata, antes que nada, de un conflicto semigenital en relación a una situación dramática con respecto a los descendientes o asimilados como tales (hijos, nietos, alumnos, tutelados, etc…) en peligro moral o físico. Este enunciado vastamente verificado figura en la página 341 del primer tomo de la obra traducida al francés con el título “Fondement d’une Médecine Nouvelle”, publicado en abril de 1988. No se ha vuelto a incluir en las sucesivas ediciones alemanas, algo que no entiendo.


Este conflicto es llamado semigenital por el Doctor Hamer, ya que implica a la descendencia, pero, también, porque conlleva una fuerte connotación que podríamos traducir con los términos: asqueroso, vil, feo, cruel, fuera de las normas admitidas para el comportamiento sexual.


También puede ser el conflicto del hombre mayor que es dejado por su pareja, mucho más joven, por alguien de su misma edad (con quien ella podrá tener descendencia). Algunos ejemplos salidos de mi práctica clínica, de una larga lista:


● Un hombre de unos cuarenta y tantos años, ex sacerdote, genera cáncer de próstata cuando su hija le presenta a su novio. Se trata de un hombre de unos cincuenta años, marginal, que se droga y es alcohólico.


Para él, no solamente su hija corre el riesgo de contraer SIDA, sino que no puede hacerse la idea de tener nietos de un yerno que sólo puede ensuciar a su hija, ya que lo percibe como un depravado.


● Un hombre de cuarenta y seis años genera cáncer de próstata con metástasis femoral e hiperglucemia (conflicto de oposición activa) cuando, durante su divorcio, su mujer lo acusa súbitamente de tocar a menores.


● Un hombre genera cáncer de próstata cuando su hija y su yerno le prohiben ver a sus adorados nietos. Su yerno tiene reputación de ser un bribón, jefe de una banda. Se droga y es violento con su hija y, al menos, también lo es moralmente con sus nietos a quienes da un ejemplo de conducta inmoral.


● Cerca de los sesenta años, el rey Balduino de Bélgica genera un cáncer de próstata en la época en la que tuvo que firmar la ley que autorizaba el aborto. Su mujer y él no habían podido tener hijos. A su edad, en la que genera el cáncer de próstata, se trataba más bien de nietos.


● Un hombre de alrededor de unos setenta años genera un cáncer de próstata cuando sorprende, mirando a través del agujero de la cerradura, a su hijo teniendo relaciones con la joven “au pair”, en presencia de su nieta. La evaluación hecha por este hombre concluía con la aparición de un cáncer de próstata con presencia de algunos ganglios cancerosos. Cuando lo vi, presentaba un importante tumor de la órbita ósea izquierda (ver mesodermo nuevo), ya que había podido observar con un fuerte sentimiento de impotencia y desvalorización la escena a través de la cerradura que estaba en contacto con su órbita ósea izquierda. En su juventud, había sido violado durante varios años por su hermano mayor con quien compartía el dormitorio. 


Fase activa


Hay proliferación celular de un tumor compacto, únicamente secretor, con posible compresión de la uretra. El cáncer de próstata es un adenocarcinoma. También existe el adenoma benigno de próstata, o la hipertrofia benigna de la próstata.


En la revista “Le Soir” del 30 de julio de 2010, aparecía un artículo titulado: “Prostate: voici la cellule souche” . Contrariamente a la creencia que ha prevalecido por largo tiempo, las células del adenocarcinoma no provienen de células ubicadas en el lumen de las glándulas prostáticas, sino más bien de células madre basales (sic), según el artículo de Andrew Goldstein publicado en la revista “Science”.


Desde entonces, la mención de las células madre como intervinientes en la génesis de otros cánceres se encuentra con más frecuencia. Podríamos preguntarnos en qué medida los cánceres, en lugar de resultar de la migración de células cancerosas por el sistema circulatorio, no podría aparecer desde las células madre presentes ya en nuestro cuerpo. De este modo, podríamos imaginar la intervención de información electromagnética, siendo los focos de Hamer una prueba de esto. Estos campos electromagnéticos, vectores de información, conducirían, como para dicha localización primitiva, a la transformación de las células madre en correspondencia con la localización de las metástasis, probablemente mediante una o varias sustancias bioquímicas. Pero esto no es más que una hipótesis que debe ser confirmada por investigaciones que apunten en esa dirección.              

Durante esta fase, el marcador tumoral PSA aumenta en proporción a la magnitud de la multiplicación celular. Volveré sobre este punto en el desarrollo de la fase Pcl.


Sentido biológico


Se trata de hacer tejido prostático de tipo secretor para volver el líquido seminal más rico y fluido.


Fase Pcl


Hay necrosis caseosa con transpiraciones nocturnas y fiebre proporcionales a la amplitud de la primera parte de esta fase, siempre y cuando se encuentren presentes las micobacterias u otros gérmenes antiguos en el organismo. De no encontrarse presentes, esto conducirá al enquistamiento, con eventual destrucción, en proporción al tamaño del tumor compacto. También podemos observar la presencia de calcificaciones.


También puede darse que en esta fase aumente el PSA, como en el caso de una prostatitis.


Durante la crisis epileptoide, el PSA comienza a aumentar, pero seguidamente puede bajar durante la segunda parte. En fin, destaco la importancia de no perder de vista la intensidad y la duración de estas dos fases.  


Al menos a luz de lo que acabo de exponer sobre el comportamiento del PSA según las diferentes etapas de estas dos fases, y tomando en cuenta el concepto de conflicto en balanza, podemos comprender mejor la existencia de puntos de vista divergentes, cada vez más frecuentes en la prensa médica oficial sobre la validez de este marcador tumoral.  


En mi experiencia, las prostatitis en hombres jóvenes aparecen sobre todo en los zurdos.


N.B.:


➢ En la actualidad, los cánceres de próstata son detectados en pacientes cada vez más jóvenes. El aumento de divorcios tormentosos, donde la imagen paterna es manchada con respecto a su comportamiento sexual, me parece que tiene mucho que ver, como lo he podido verificar en numerosas oportunidades. Otros miedos impotentes pueden también contribuir, como lo he mencionado anteriormente en relación a la influencia sociológica, entre otras, sobre el cáncer de próstata, que menciono aquí: los temidos peligros del padre por su(s) hijo(s), sean éstos reales o imaginarios, que aparecen en la familia ensamblada o por malas compañías (drogas, SIDA, violencia, etc…).


➢ En un artículo reciente, Thellenberg C. et al. dan cuenta de un riesgo creciente de cáncer de mama y de cáncer de vejiga, sobre todo, en los seis meses siguientes al diagnóstico de cáncer de próstata (Thellenberg C. et al. - “Second primary cancer in men with prostate cancer: An increased risk of male breast cancer” (2003) - Journal of Urology - 169: 345). Aunque el tipo de cáncer de mama y su localización en función de la lateralidad no se encuentren precisadas en el artículo publicado en el “Journal du Médecin” del 9 de mayo de 2003 (referecias: J. 1510 - Doctor Jacques Ninane), tales constataciones toman total relevancia a luz del trabajo del Doctor Hamer. Muy especialmente, el vínculo entre los conflictos que afectan a la próstata y a la mama se encontrarían en el sentir inherente vivido por el paciente. En cuanto al cáncer de vejiga, basta con referirse a los conflictos que corresponden al trígono (Endodermo) y la mucosa vesical (Ectodermo) para comprender que se inscribe perfectamente dentro de la posible evolución constatada por Thellenberg et al. *


*Extracto del libro "Manual de Nueva Medicina", Dr. Robert Guinée (ed. en español, 2024).

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