Conflicto
El conflicto que afecta al colon y todas las partes endodérmicas de esta famosa cloaca
primitiva es el de no poder eliminar algo asqueroso, de mierda, sucio, vil… en un contexto de tipo “hay que resistir” (absorción de agua y procesos de fermentación que pueden ir hasta la putrefacción).
A la luz de lo que ha sido expuesto en relación a la fisiología y a las interacciones de
nuevas hormonas peptídicas comunes al sistema gastrointestinal y al cerebro, los demás
síntomas que acompañan los trastornos colónicos también deben ser tomados en consideración como diferentes facetas posibles del conflicto (ver las patologías no limitantes mencionadas anteriormente para las cuales se acaba de mencionar una relación).
No hay que olvidar que siempre es la patología que comporta la mayor masa conflictual
la que resulta de mayor importancia, y que expresa “el centro de gravedad del conflicto”. Por lo tanto, puede no ser necesariamente la patología digestiva, como por ejemplo, en la
fibromialgia, la espasmofilia, etc… donde son los músculos voluntarios los que producen los
síntomas más marcados.
Para la parte rectosigmoide, en algunos casos, podríamos formular el conflicto de la
siguiente manera: no poder perdonar a alguien la cochinada que nos ha hecho.
Cuanto más cercana se encuentra la lesión al recto, más hay que añadir una faceta de
ataque a la identidad (ver parte ectodérmica del recto). Entonces, el conflicto se enuncia así:
conflicto de ataque a mi identidad, mediante un acto “asqueroso” que no puedo perdonar…
Fase activa
Ya sea, se forman tumores secretores de aspecto polipoide, o bien, crecen células
tumorales en forma de láminas, con un engrosamiento de la pared colónica.
No obstante, el aspecto de la lesión nos da ciertos datos adicionales:
• La existencia de un solo tumor desarrollado en una determinada sección de la pared
intestinal indica un conflicto único cuya masa conflictual puede evaluarse en proporción al tamaño de esta formación.
• Los tumores “en anillo” (frecuentemente con un componente de carencia), cuyo aspecto es similar al corazón de una manzana, nos harán buscar la existencia de un solo conflicto que no ha cesado de ser estimulado durante varios meses, incluso varios años, sin que se haya completado la fase de post-conflictólisis. En mi experiencia clínica, el tamaño en altura del tumor en anillo es del orden de un centímetro para un conflicto activo de una duración de 9 a 15 meses. En tal caso, el tumor se ha desarrollado a partir de toda la mucosa intestinal y así ocasiona una estenosis de colon más o menos cerrada en ese sitio.
Dado el calibre más estrecho del colon descendente, un frecuente síntoma inicial será
una constipación creciente, incluso una oclusión intestinal. En lo que respecta al rectosigmoide, falsas “urgencias” (tenesmo) pueden sentirse a causa del peso del tumor que, al apoyarse sobre la pared rectal, estimula los barorreceptores, creando así esa sensación.
Con mucha frecuencia, también se da esto cuando la pared de la ampolla rectal y del
recto está muy congestionada, como en el caso de hemorroides internas trombosadas. Aquí
menciono otra causa bastante frecuente de tenesmo: las irritaciones del esfínter anal.
Para la parte endodérmica del recto inferior, la lesión que podría señalar la fase activa
no es fácilmente visible, sino que, sobre todo, es detectable por palpación.
Los cánceres de colon transverso y colon ascendente pasan mucho tiempo desapercibidos en función del calibre netamente superior al del colon descendente.
Dada la proximidad del colon transverso en relación al estómago, pueden erróneamente
diagnosticar trastornos gástricos durante mucho tiempo.
Sentido biológico
El sentido biológico de esta proliferación celular también reside en el aspecto de la
lesión cuyo crecimiento puede tomar dos formas diferentes: ya sea en forma de coliflor, con
una función secretora por aumento del volumen (pólipo velloso en el recto), o bien, un
crecimiento celular de tipo plano que aumenta la superficie de contacto entre las células del
colon y el contenido intestinal, que pone el acento en la función de absorción del colon, lo que remite al conflicto de carencia que caracteriza, en distinto grado, al conjunto del tubo digestivo. Para el colon, recurro a mis últimas reservas (el agua y la sobre-digestión) para resistir, a pesar de la suciedad que no puedo eliminar.
N.B.: El Doctor Kousmine y sus colaboradores han extirpado tumores con aspecto de
coliflor de los niveles digestivo y urinario, y los han sometido a la calcinación. Analizando los
productos obtenidos, constataron que se trataba de diferentes clases de “toxinas” eliminadas por estos dos sistemas. Para ellos, así se demostró que este tipo de lesión sirve, efectivamente, para aumentar la eliminación, o sea, a secretar. Para el Doctor Kousmine, el organismo puede producir cánceres con el objetivo de eliminar toxinas. Este planteo lo inspirará para establecer numerosas dietas tendientes a evitar o eliminar “las toxinas”.
Fase Pcl
Hay intervención de microorganismos, hongos y micobacterias. Sobre este tema,
destaco un artículo publicado en la revista médica del 18 de mayo de 2001, donde el Profesor M. Adler, del hospital universitario Erasmo, señala la identificación de micobacterias en la enfermedad de Crohn, al punto tal de hacerse la pregunta, en relación al tratamiento, si no sería más juicioso preferir los tuberculostáticos a la corticoterapia.
Un sangrado bajo la forma heces negras (“melena”) o rojas, sin la presencia de
hemorroides, indica siempre la existencia de una fase Pcl, bien arriba en el intestino.
Contrariamente a otros, yo sostengo que la presencia de células cancerosas durante esta fase señala siempre la crisis epileptoide, más precisamente su pendiente ascendente. De hecho, además de manifestarse como hipersimpaticotonía, también se corresponde con una recapitulación inconsciente del conflicto.
En esta situación, muchas veces hay calambres intestinales con diarreas. Esta fase, en la que el tumor se congestiona por afluencia de sangre, puede acelerar el acaecimiento de una oclusión intestinal. Durante esta fase, todas las patologías colónicas, sobre todo aquellas del recto inferior, pueden dar lugar a la aparición de fístulas, que sirven para la evacuación de pus y de materia fecal. El Doctor Hamer nos señala que en lo que respecta a la parte terminal del recto, pueden formarse abscesos submucosos, generalmente diagnosticados como hemorroides. Por lo tanto, siempre hay que tener en cuenta esta posibilidad frente a tal diagnóstico.
Una afección considerada precancerosa, típica del colon, es la rectocolitis ulcerosa
hemorrágica, que es la expresión de un conflicto en fase Pcl en balance. Para el conjunto del
colon puede haber mucosidades en las heces, aunque esto no siempre indique la existencia de un cáncer. También las observamos en la rectocolitis ulcerosa hemorrágica. Aquí cabe recordar que las heces grasosas (esteatorrea) que flotan en el inodoro son patognomónicas de la enfermedad de Crohn.
Otra patología del colon es llamada megacolon, o dolicocolon. Es la puesta en
funcionamiento del viejo colon de los rumiantes: se trata de asimilar lo más posible, en un
contexto vital, aumentando la superficie de absorción del colon. Los niños que presentan este tipo de colon, son hijos de padres que sufrieron carencias durante la guerra, y que están por perderlo, por ejemplo, en el caso de una derrota. El objetivo es alargar el colon para conservar el mayor tiempo posible el bocado, para absorber lo más posible, y reducir al máximo la pérdida (la pérdida fue probablemente causada con una sensación de suciedad).
Ciertos pacientes pueden presentar “diarreas inexplicables”. En varios casos, pude observar lo siguiente: estas personas habían recibido una información que les provocaba un miedo extremo a vomitar o regurgitar. Entonces se produce una inversión del tránsito. Es, especialmente, el caso de niños pequeños aterrorizados por su madre cuando vomitan tras una operación.
Con respecto a la “diarrea del viajero”, una de las causas que he identificado es el estrés
de haber comido algo que no conocíamos, en un contexto en cual, según las costumbres locales, no nos atreveríamos a escupir el bocado. Se trata del mismo mecanismo del punto precedente. Estas últimas dos patologías también hacen intervenir a la musculatura lisa del intestino que será expuesta con el mesodermo nuevo.
*Extracto del libro "Manual de Nueva Medicina", Dr. Robert Guinée (ed. en español, 2024, traducido por Andrés Ferrante).
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